Cinco balcones y tres miradores rojos

María Luisa de Mendoza

2024

“Soy una artista que pinta la ciudad, pero ninguna en concreto; de todas tengo recuerdos y una experiencia como espectadora. En mis cuadros, cada rincón puede pertenecer a cualquier lugar del mundo; no tiene signos de identidad que los sitúe en ningún lugar concreto. Esto los hace más universales.

Me gusta la arquitectura, pero no pretendo pintar simplemente arquitecturas, intento ir más allá. Busco la esencia, transmitir sensaciones y transportar al espectador a rincones perdidos del alma. Es como un viaje a lo espiritual.

Pinto la ciudad de todos siempre mirando curiosa hacia arriba y allí encuentro esas escalerillas típicas de las azoteas que suben a algún lugar enigmático. Porque abajo todo cambia y se transforma con la misma rapidez que caminamos. Arriba, sin embargo, el tiempo se detiene y esto me produce una sensación de sosiego muy agradable.

Lo que intento es transmitir al espectador otro aspecto menos realista de la ciudad, más íntimo, más poético, en definitiva, más metafísico.

El realismo ya no me interesa como tal. Busco algo más, una nueva manera de ver y sentir la ciudad e indagar en su significado íntimo.

Respecto al color, trabajo por planos; cada uno de ellos es como un cuadro abstracto de numerosos matices, a veces casi imperceptibles. Pero no es exactamente el color lo que más me preocupa en mis obras, sino la luz.”

 

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